Conferencia "Infancia y juventud de Felipe Trigo en Badajoz" de D. Víctor Guerrero Cabanil
El Miércoles día 30 de noviembre de 2016, dentro del “Ciclo de conferencias sobre personajes Ilustres Extremeños” se celebrará la conferencia "Infancia y juventud de Felipe Trigo en Badajoz" de D. Víctor Guerrero Cabanillas, Doctor en Medicina y Cirugía, Socio de la RSEEAP. El acto será coordinado y presentado por Dª. Maruja Antúnez Trigo, socia de número de la RSEEAP. Se celebrará a las 20.00 horas en el salón de actos de la RSEEAP (C/ San Juan, 6).
Felipe Trigo Sánchez nació el 13 de febrero de 1864 en Villanueva de la Serena circunstancialmente. Su padre, titulado en Obras Públicas, trabajaba en la construcción de la vía férrea de Ciudad Real a Badajoz, cuya ejecución se hallaba bastante avanzada. La muerte del cabeza de familia en 1869, único sostén económico del grupo familiar, determinó que, siendo bien joven, Felipe Trigo, su madre y sus cinco hermanos tuvieran que buscar el amparo de otros familiares en Badajoz. Establecieron su residencia en una casa lindante con la iglesia de la Concepción en la calle de San Juan. A finales de 1881, Felipe Trigo, cuando ya se acercaba a cumplir 18 años, finalizados sus estudios de bachiller superior, trasladaba de nuevo su residencia, una contingencia que habría de ser una constante en su vida, en esta ocasión a Madrid para cursar los estudios de la licenciatura de Medicina y Cirugía en el Colegio de San Carlos Borromeo de la Universidad Complutense de Madrid.
Felipe Trigo vivió, pues, en Badajoz parte de su infancia, su adolescencia y su primera juventud, un periodo crucial en la vida de cualquier persona y muy especialmente en la suya, muy carencial en cuidados y en afectos por la muerte temprana de su hermana Julia y por la enfermedad depresiva y la muerte también muy prematura de su madre. Sobre todo en sus relatos cortos Reveladoras y Los invencibles, Trigo se quejaría de su soledad, tristeza y desamparo infantil que relacionó con las privaciones afectivas. Badajoz era entonces una ciudad un tanto frailuna y cuartelera, como todas las plazas fuertes fronterizas, de unos 23.000 habitantes, muy agrodependiente que vivía un muy difícil momento histórico. Sin embargo, gracias a la Real Sociedad Económica, parte del profesorado del Instituto Provincial de Bachillerato y otras instituciones públicas y privadas mantenían un notable dinamismo cultural y científico al tanto, por completo, del extraordinario doctrinarismo de la época, -positivismo científico, krausismo, racionalismo armónico, socialismo utópico, republicanismo socialista iberista que había celebrado recientemente una Convención hispanolusa, darwinismo y otros-, responsable de vivas polémicas como las sostenidas con Romero de Castilla, reconocido krausista que ejercería una notable influencia en su alumnado. No sería una excepción. Fuertes Acevedo, Anselmo Arenas, Martín Ayuso, Botello del Castillo, García de Meneses y otros mas difundían en Badajoz el acervo científico común en Europa. A partir de 1875, establecida la Restauración, Universidades e Institutos de Bachillerato volverían al rumbo conservador opuestos a las corrientes filosóficas y científicas innovadoras que encuentran su sostén en los Ateneos y, sobre todo, en la Institución Libre de Enseñanza.
La de Badajoz, sí, una sociedad muy viva, muy dinámica, a pesar de cuanto llovía, que contribuyó poderosamente a la formación de Felipe Trigo y al despertar de su conciencia crítica. Tuvo tiempo el joven Trigo, sin embargo, para las correrías y las transgresiones juveniles, los primeros escarceos sexuales, los primeros amoríos, los primeros consumos de tabaco y alcohol en el seno del grupo de iguales, las ausencias de clase subsanadas con alguna pillería, en fin, las peripecias vitales de Felipe Trigo durante su juventud en Badajoz. Y de todas estas cosas me propongo hablar, gracias a la honrosa invitación de la dirección de la RSEEAP de Badajoz.
